La baja de los precios del petróleo: A caballo regalado no le mires el diente.


En junio pasado, el precio del barril de petróleo alcanzaba unos 115 dólares. Cinco meses después, a consecuencia, para unos de un estancamiento de la demanda, una conspiración americano-Saudita contra Irán, que encontraría muchos problemas económicos sin un precio del barril entre 100 y 130 dólares y Rusia que perdería enormemente sin un precio entre 90 y 120 dólares, para otros, este mismo precio se ha desplomado hasta alcanzar hoy 70 dólares. Es decir: Una caída de mas del 30% lo que nunca se ha visto antes.
 

¿Vientos de pánico para los grandes países petroleros de la OPEP? A esta altura, nadie se atrevería a responder afirmativamente y sin para muestra bastaría un botón, este botón de muestra está en lo que ha pasado el jueves 27 en Viena, cuando los 12 Estados miembros de la Organización de los países exportadores de petróleo han renunciado a apoyar los cursos del petróleo, reduciendo sus cuotas de producción.

Los economistas asocian este “fenómeno” a la superproducción, lo que puede explicare por una oferta superior a la demanda, provocada, a su vez por, sobre todo, el aumento de los volúmenes de producción de petróleo y también por la desaceleración económica mundial;

En el fondo no se trata solo de una baja en el mercado clásico, sino realmente consecuencias de parte de fracasos a escala planetaria de Estados Unidos, que, según muchos observadores acaba de dar un giro de 180 grados en sus alianzas estratégicas.

Algunos politólogos ven en la actual baja del precio del crudo una voluntad de utilizar el oro negro como arma en la lucha política y económica. Lo que, habida cuenta de la convulsionada situación en Oriente Medio no deja, para muchos, de ser paradójico, aunque todo el mundo comienza a asociar la situación económica a la, como antes dicho, geopolítica, convirtiéndose de este modo el petroleo en un arma política entre las manos de Estados Unidos y de su nuevo-viejo aliado saudi.

Mas de un observador en Viena no oculta su perplejidad ante la postura saudi  durante la reunión de la OPEP al rechazar tajante y categóricamente reducir su producción, único medio de hacer subir el curso del petroleo, lo que, por otra parte es explicado por algunos, como una manera de contrarrestar la revolución de las rocas betuminosas americanas, que, dicho sea de paso con un precio inferior a los 80-85 dólares el barril, dejan de ser rentables, pero que inquietan, sin embargo mucho a las monarquías petroleras del Golfo.

Buena noticia para unos, malas para otros, buenas pero falsas para casi todos:

Para países como Francia, Italia, Turquía, Túnez, Egipto y Marruecos, el actual curso del crudo constituye casi una providencia.

En efecto, en una Europa en plena secesión, esta baja permite volver a dar un poco de poder adquisitivo a los hogares y por consiguiente impulsar la economía.

Para países, como Marruecos, que subvencionan los carburantes, se trata francamente de una  auténtica ganga que reduce directamente y de manera muy significativa los gastos.

En cambio, Argelia y Libia por ejemplo, ven en ello su única fuente de devisas reducirse cruelmente. La baja del precio del barril provoca mecánicamente una fuerte degradación de la balanza de pagos de Argelia. El país importa prácticamente todos sus bienes de consumo mientras que el petroleo y el gas representan el 97% de sus exportaciones.

Según el Fondo Monetario Internacional, (FMI) el equilibrio fiscal de Argelia se sitúa en torno a un barril a 113 dólares.

Estamos lejos…muy lejos de este “sueno”. Toda una pesadilla para los dirigentes argelinos.

En todo caso, sin un imprevisto conflicto que inferiría esta tendencia, los expertos no esperan ninguna alza del precio del barril antes de mediados del 2015, pudiendo, hoy por hoy, bajar más.

 

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