Brasil/Presidenciales Reelegida Dilema Rousseff por 51’64% de los sufragios: Protagonista: sentido comun



Al termino de una campaña electoral áspera y  muy a menudo virulenta que ha dividido a los brasileños en función de sus clases sociales, la candidata del Partido de los trabajadores (PT), Dilma Rousseff fue reelegida ayer (domingo 26 de octubre) en la segunda vuelta de los comicios por el 51’64% de los sufragios (una diferencia de a penas 3 millones de votos sobre 142’8 millones de votantes) para un mandato de otros cuatro años frente a su adversario de centro-derecha Aecio Neves (48’36%), el cual, desde Belo Horizonte, en un gesto de verdadera democracia, ha reconocido sobriamente su derrota.

“Acabo de felicitar a la presidenta reelegida y le he deseado pleno éxito en la dirección de su próximo gobierno, dijo, subrayando que la principal tarea consiste en unir a Brasil en torno a un proyecto honesto”.

 Dilma Rousseff fête sa réélection à la tête du Brésil, dimanche 26 octobre 2014. (Felipe Dana/AP/SIPA)

Esta elección era ampliamente con liderada como un plebiscito sobre 12 años de gobierno del PT, con el que el gigante emergente de América Latina ha conocido profundas convulsiones económicas y sociales.

Se trata del resultado más ceñido desde el fin en 1985  de la dictadura militar en Brasil, el mayor país de América latina.

La presidenta saliente-entrante ha dicho que tendía la mano a sus oponentes, instando, en un improvisado discurso al lado de su antecesor Luiz Inacio Lula da Silva, al diálogo y prometiendo incluso una “profunda reforma política y un refuerzo de la lucha contra la corrupción”.

“El dialogo es el primer compromiso de mi nuevo mandato” lanzo ante sus partidarios en Brasilia, antes de prometer “una mejor presidencia que la actual”.

“No creo realmente que estas elecciones hayan dividido al país en dos, puntualizo”. “Comprendo, preciso, que se han movilizado ideas y emociones, a veces contradictorias, pero que esta energía movilizadora habrá preparado un buen terreno para edificar puentes en el interés superior del país”.

En efecto, a Dilma Rousseff no le espera una tarea fácil. Debe consagrarse, desde ahora en adelante, a enderezar una economía averiada y a reconciliar a los brasileños en un momento en que estará enfrentada a un parlamento parcelado y más conservador que el del 2010 y a hombres de negocio que no le van a perdonar su intervencionismo

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